
La crisis carcelaria en la Alcaidía General N°1 de Salta vuelve a estar en el centro de la polémica. Denuncias recientes revelan un panorama alarmante: sobrepoblación, enfermedades y condiciones de alojamiento que vulneran los derechos humanos más básicos.
El abogado penalista Roberto Reyes describió la situación como “una tortura y un martirio permanente”. En diálogo con Las Barbas en Remojo, aseguró que el colapso del sistema no es nuevo, sino el resultado de años de abandono y malas decisiones judiciales.
“Estar en la Alcaidía hoy es una forma de tortura. Muchos detenidos duermen en el piso porque no hay catres disponibles y las condiciones sanitarias son indignas”, expresó el letrado.
Según Reyes, el hacinamiento ha llegado a niveles críticos: personas mayores o con enfermedades crónicas, como diabetes, no pueden acceder a un baño y muchas veces se ven obligadas a hacer sus necesidades dentro de la celda. “Es una situación que debe ser entendida desde la humanidad, no desde el castigo”, enfatizó.
Las denuncias también apuntan a la falta de higiene y al abandono estatal. El abogado relató que los internos conviven con olores nauseabundos, humo de cigarrillo y un profundo hastío por la falta de actividades, lo que lleva a muchos a recurrir a pastillas o drogas para poder dormir.
Uno de los episodios más graves fue la epidemia de sarna que afectó recientemente a casi todos los internos. Reyes consideró este hecho “una muestra clara de la deshumanización y el abandono estatal”.
El penalista también cuestionó el uso excesivo de la prisión preventiva, que —dijo— se ha convertido en una regla general en lugar de una excepción. Esto, sumado a los lentos procesos judiciales que pueden demorar entre 8 y 10 meses, provoca una sobrepoblación crítica en los centros de detención.
“Muchos detenidos terminan aceptando juicios abreviados y se declaran culpables de delitos que no cometieron solo para salir de ese infierno”, denunció.
Reyes pidió una respuesta urgente de las autoridades y una mirada más humana sobre la realidad carcelaria salteña, una problemática que —según advierte— “la sociedad prefiere ignorar, pese a ser una de las más espantosas del sistema judicial argentino”.